Mi historia

Desde muy pequeña he sufrido abusos, bullying y durante la adolescencia desarrollé bulimia y anorexia, por lo que encontré en las drogas una forma de calmar mis miedos e inseguridades. Una vez en ese mundo, inconscientemente, comencé a consumir cada vez más hasta que perdí totalmente el control de mi vida. Algo que un principio parecía calmarme y hacerme sentir eufórica se fue convirtiendo poco a poco en una completa esclavitud. 

Anímicamente me encontraba cada día peor, sin ganas de vivir, absorbida totalmente por las drogas. Nadie entendía mi comportamiento y mi vida pasó a ser un infierno lleno de malas decisiones. Mi sufrimiento mental era cada vez peor hasta que se convirtió en algo insoportable. Iba destruyendo cada día un poco más a mi familia y todo lo bueno que quedaba en mi entorno y no era capaz de encontrar una explicación a mis decisiones ni cómo salir de aquel bucle.

Después de años de mucho sufrimiento tuve la gran suerte de que mi familia sí fue consciente de lo cuál era el problema y pidió ayuda terapéutica y profesional para ayudarme. Me costó mucho asumir ese proceso de cambio, pues mis años de consumo habían agotado mis fuerzas y mis ganas de vivir. 

Afortunadamente, con esfuerzo el camino de la recuperación me ayudó a cambiar mi vida y a crecer como persona. He tenido la fortuna de recuperarme en el Instituto Terapéutico Gallego (ITG), donde me acompañaron día a día durante todo mi proceso de recuperación. Gracias a entrar en recuperación entendí que lo que realmente me pasaba era que estaba enferma. En ITG me enseñaron con cariño y mucha comprensión que lo que me estaba pasando se llamaba Adicción y que, a pesar de ello, podía tener una buena vida y salir adelante.

A día de hoy, mientras escribo estas líneas, llevo más de 10 años sin consumir, con una vida que jamás pensé que podría tener. He vuelto a reír, a tener ilusiones, a estudiar, a empezar de cero, a disfrutar de mí misma, de mi familia, del día a día y de lo que realmente importa.
Por todo esto, durante estos años me he ido formando para poder ayudar a personas que están sufriendo y dedico mi vida a ayudar a otras personas a recuperarse, a acompañarlas y a encontrar el mejor camino para aprender a vivir, igual que lo hicieron conmigo cuando lo necesité. 

La recuperación es un proceso que merece la pena. Una inversión en uno mismo que aporta una vida plena. Desde hace tiempo también colaboro como apoyo en ITG, el centro donde yo me recuperé, donde acompaño, enseño y me vuelco en ayudar a los demás. Porque una vida mejor es posible.